DE NOVELA

El escándalo amoroso que persiguió a Mario Vargas Llosa antes de hallar la paz con Isabel Preylser

El gran escritor es dueño de una historia que no resultaría creíble si él mismo no la hubiese contado oportunamente.
martes, 26 de octubre de 2021 · 02:00

Cuando pensamos en Mario Vargas Llosa y en Isabel Preysler, inmediatamente la cabeza se detiene en el éxito y el glamur que destilan ambos. Si bien él es un personaje del ambiente cultural y no del ámbito de los famosos, su vida, de algún modo, siempre ha despertado interés más allá del ambiente literario y hay varios elementos para que eso sea así. La madre de Tamara Falcó, por su parte, es la gran reina de corazones y eso probablemente tiene mucho que ver con su matrimonio con Julio Iglesias, una unión que la colocó en la agenda mediática para siempre.

No obstante, mucho tiempo antes de que Mario Vargas Llosa decidiera darle rienda suelta a su amor en tiempos de madurez con Isabel Preysler, él fue protagonista de una historia tan trascendente e icónica que no dudó en retratar en una novela que, al día de hoy, es uno de sus grandes éxitos: se enamoró de una tía y ese amor no se limitó al idilio, sino que se materializó en matrimonio. El escritor vivió una infancia empañada de mentiras, pero feliz, pensando que su padre había fallecido cuando en realidad había abandonado a su madre cuando se enteró de que ella estaba embarazada. Cuando el joven tenía 10 años, Ernesto Vargas apareció y fue entonces que comenzó para el niño una etapa de mucho sufrimiento caracterizada por la estrechez de pensamiento del hombre que lo trajo al mundo.

La tía Julia y Mario Vargas Llosa en una fotografía de archivo.

En ese ambiente de consternación, la tía Julia apareció en la vida del autor de “La fiesta del chivo” para demostrarle que otra vida era posible. Tenía 10 años más que él, pero, además, era divorciada, un combo que se convertía en un auténtico escándalo para la sociedad conservadora de Lima de aquella época. El amor fue mutuo y, en breve, ambos decidieron que querían casarse para validar el sentimiento, pero él todavía no era mayor de edad, de modo que tuvieron que huir a un pueblo menos expuesto y conseguir a un alcalde que estuviese dispuesto a acomodar algunos datos para que la unión fuese válida ante la Justicia.

Mario Vargas Llosa y la Tía Julia concretaron su proyecto y se trasladaron a Europa, quizás para no sentir que los fantasmas del pasado todavía eran una amenaza para ellos. Estuvieron juntos durante 9 años, pero luego algo comenzó a fallar. El matrimonio recibió en su casa a Wanda, prima hermana de él (era hija de Luis Llosa, hermano de su madre, Dora) y posteriormente a la hermana de esta, Patricia, quien se convirtió en la tercera en discordia. La historia de Mario y Julia vio su fin cuando el autor tomó consciencia de que no podía seguir mintiendo acerca de quién era la mujer en la que pensaba antes de irse a dormir, de modo que se lo confesó. El romance había comenzado como un escándalo por el supuesto parentesco que los unía, pero en realidad no había nada más que prejuicios en sus detractores, pues Julia no tenía vinculación sanguínea hacia su supuesto sobrino. Ella era hermana de Olga Urquidi, la mujer con la que se había casado Luis Llosa, su tío por parte de madre.

Patricia Llosa y Mario Vargas Llosa.

Sin embargo, entre Mario Vargas Llosa y Patricia sí había conexión genética; pero eso no impidió que se casaran, tuvieran juntos a 3 hijos y que se mantuvieran como un feliz matrimonio durante unos 50 años. Sin lugar a dudas, el historial amoroso del peruano es muy atrapante y está lleno de matices que le sirvieron como inspiración para sus obras, como por ejemplo para “La tía Julia y el escribidor”, el texto en el que dio a conocer su versión de esta larga anécdota. Ahora vemos que, aunque el presente del ganador del Premio Nobel de Literatura con Isabel Preysler parezca una historia de cuento, hay otras que todavía tienen más condimentos para convertirlo a él en un personaje digno de estudio.

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