La Reina Sofía tiembla de pensar en la ausencia más dolorosa de su vida

A sus 83 años apenas cumplidos este martes 2 de noviembre, la Reina Sofía está más radiante y activa que nunca, con una agenda llena de compromisos tanto personales como institucionales y con una vida mucho más tranquila, ahora que no ejerce plenamente como Reina Consorte, lo que le permite viajar y dedicar tiempo a sus actividades favoritas.

Pero la exsoberana también es una persona muy familiar, y pese a que en la actualidad la familia real está desarticulada y esparcida por Europa así como su costado griego, si algo prevalece en la Reina Sofía, es su buen ánimo por intentar estar junto a sus seres queridos sin importar las circunstancias y por más adversas que sean.

En este sentido, especialmente, la Reina Sofía enfoca su atención y cuidados en dos personas que para ella representan su pilar más fuerte de apoyo, sus hermanos, el Rey Constantino y la Princesa Irene de Grecia.

Actualmente, sus confraternos no gozan del mejor estado de salud y, para la Emérita, estar en constante comunicación con su querido "Tino", quien actualmente vive actualmente al sur de Grecia en Porto Heli, es más que crucial aunque confía plenamente en los cuidados que le brinda su esposa, la Reina Ana María y sus hijos, pero quien mayores preocupaciones le ha causado a lo largo del tiempo es precisamente su hermana Irene.

En los últimos meses, la princesa griega no ha tenido mayores apariciones públicas junto a la Reina Sofía, por lo que algunos medios como "Ok Diario" apuntan a ciertos signos de agotamiento, cada vez más evidentes en su semblante y en su movilidad, que se ha visto más reducida en comparación con años anteriores.

Las sospechas sobre un posible decaimiento en su estado físico se remontan a las vacaciones estivales de este año en el palacio de Marivent, Palma de Mallorca, cuando la hermana de la Reina Sofía declinó varias invitaciones a recorrer la isla, actitud poco habitual en ella, y este año solo se contabilizó una salida a cenar junto a la familia real. Además, en algunas ocasiones en las que la Reina Sofía ha atendido algunas citas protocolares para asistir a galas y eventos musicales, su más leal escudera no la ha acompañado, a pesar de que ambas comparten un gusto infinito por la música.

Sin embargo, pudimos verla recientemente en Grecia, atendiendo a la boda de su sobrino, Philippos de Grecia, como acompañante de la Reina Sofía y la Infanta Elena. ¡Qué gusto dio verla tan sonriente y plena, como nunca en España! Ante un cambio tan evidente, solo podríamos percibir que no resultaría un tema de debilidad física en su totalidad, sino de entorno. Es un hecho definitivo, la calidez y familiaridad helena hace maravilla con las hermanas.

No obstante, la Reina Sofía no deja de preocuparse por su querida Irene, desde que su salud se viera comprometida por un cáncer de mama en la primera década del año 2000 que afortunadamente logró superar, luego sobrevivieron otras dolencias que han permeado su cuadro físico. Pero verdaderamente admirable es que, a pesar de ello, la Princesa Irene siempre intenta estar para la Emérita en las buenas, en las malas, y en las peores. Son como una piña, muy unidas y así seguirá siendo.