Los temas sórdidos por los que deberá pasar la Reina Sofía esta Navidad

En Navidad, si algo verdaderamente atesoramos es la presencia de las abuelas. Amorosas, muy atentas y constantemente en la labor de unir a las familias, en ellas siempre hay ese brillo y candor inolvidable que sobrepasa el tiempo. Sin embargo, una cosa es ser una glamorosa abuela royal como la Reina Sofía, y otra muy distinta es pertenecer al grupo de yayas muy particulares con origen plebeyo y cuyos nietos están destinados a gobernar, como es el caso de Paloma Rocasolano, abuela materna de la Princesa Leonor y la Infanta Sofía.

Este, sin duda, es el típico caso de dos abuelas "enfrentadas" casi sin querer, pero de forma inevitable. Cuentos van y cuentos vienen, aunque un hecho que prevalece es que la Reina Sofía y su nuera la Reina Letizia no se lleva muy bien y lamentablemente sus diferencias han invadido el espacio natural entre la madre del Rey Felipe y sus nietas. Este espacio se ha llenado de forma satisfactoria y, desde un discreto segundo plano, por la madre de la consorte actual, Paloma Rocasolano. Indudablemente, se ha convertido en un apoyo para los reyes cuando deben viajar y era ella quien se encargaba de su cuidado, en especial durante su niñez, vigilando que se cumplieran a cabalidad todas las rutinas impuestas a las niñas. 

Por supuesto, esto jamás agradó a la Reina Sofía, quien se vio desplazada casi de forma inmediata en el vínculo que sostiene con la heredera y la Infanta, hasta el punto histórico que hasta hoy se recuerda, en el que en algún momento se quejó afirmando que "La madre de Letizia está siempre ahí", y ese ahí, entendámoslo así, tuvo mayor rango de fuerza con el trillado rifirrafe en Palma de Mallorca. Desde esa día, las cosas jamás volvieron a ser las mismas a nivel familiar.

Todo parece indicar que en cuanto a sus dos nietas se trata, la Reina Sofía tiene un papel parecido al que cumple, por ejemplo, la madre de la princesa Charlène de Mónaco, Lynette Wittstock, quien siempre intenta estar pendiente, pero a lo lejos, y no es que la Reina Sofía necesita recorrer grandes distancias para visitar a las jóvenes Leonor y Sofía, como sí sucede en el caso de la sudafricana, cuya separación de la Casa Grimaldi es de proporciones continentales. A pocos metros se encuentra la dependencia en la que reside la Emérita con el Pabellón del Príncipe donde permanece la familia real, y, sin embargo, es Paloma quien acude al llamado desde más lejos, en consideración con Doña Sofía.

¡Qué fácil sería para la apacible madre del Rey Felipe no competir por el afecto ni ser comparada, pues la verdad es que ser reina no es fácil y a veces la institucionalidad sobrepasa lo familiar! Ojalá sus años dorados pudieran transcurrir como los de Carole Middleton, madre de Kate Middleton, en los que sus nietos, el heredero George y sus hermanitos Charlotte y Louis pueden jugar en el campo, ensuciarse y tener una vida normalizada que les permita equilibrar la vida royal y otras realidades.

El no saber cuál es la dinámica familiar que se sigue hoy en día en Zarzuela, y lo poco que conocemos sobre las tradiciones navideñas, tiene que ver con la época en la que era la Reina Sofía quien gobernaba junto al Rey Juan Carlos. ¿Tendrá ella lugar en la mesa de los reyes Felipe y Letizia este año, o se conformará con algunas llamadas y cenará solo acompañada de su inseparable hermana, la Princesa Irene?