“Cuéntame” y el veneno de sus creadores que empuja todo hacia el ocaso

Los españoles tenemos muchos motivos para enorgullecernos en lo que a productos artísticos respecta. Realmente somos una nación prolífera en talentos y abracamos todas las ramas: música, interpretación para todos los soportes, pintura, literatura, etc. Pero puede que en algunos casos ese “saberse exitoso” haya empañado la visión de algunos creativos y quizás es exactamente eso lo que está sucediendo con “Cuéntame”, la ficción insignia de los últimos tiempos que cada vez se aleja más de los años dorados y se acerca al baúl de los recuerdos, ese que casi nunca se abre y que pierde valor con cada día que pasa.

La pandemia y las nuevas plataformas de distribución de contenidos han provocado que los hábitos de consumo de televisión cambien terriblemente, pues el entretenimiento que antes solo estaba en la pantalla chica, ahora también está en todas las plataformas digitales y, de hecho, con más propuestas. Pero, parece que los creadores de “Cuéntame” no han sido capaces de advertir esa transformación y se han dormido en los laureles de aquellas mediciones de antaño que los colocaban como líderes, dejando de lado las nuevas métricas que deberían hacerles saltar las alarmas.

El rating informado por Kantar en relación a la mítica ficción de TVE da cuentas de que la última temporada consiguió solo un 9.9% de share y 1.667.600 espectadores siendo esta la primera vez en veinte años que no se llega a los dos dígitos. Sin lugar a dudas, los números indican que hay una realidad para analizar y unas causas para considerar en ese estudio, pues, definitivamente, la caída debe estar vinculada a múltiples razones. Quizás lo más importante es que a los espectadores no les gustan los saltos temporales que dejan muchos huecos en el argumento (como que el personaje de María Galiana sigue estando perfecto pese a que ya habría superado los 90 años), o bien que la audiencia ya está cansada y necesita ver el desenlace final.

En cualquier caso, la respuesta a las malas decisiones de las cabezas de compañía parece estar en la comodidad que han adquirido con la rentabilidad del proyecto y se han olvidado de que, para permanecer en la cresta de la ola, es necesario hacer un trabajo profundo que va más allá de unas simples modificaciones que apelan a la esperanza para seguir teniendo enganchados a los fanáticos. La codicia les ha nublado la creatividad y cada vez se encuentran más apretados entre la espada y la pared, pues, mientras pasan los meses y los años, más se crea la sensación de que la historia de “Cuéntame” debe terminar por las buenas o por las malas y eso le quita naturalidad a la trama.

Para que semejante obra no termine en el ocaso de manera abrupta, escandalosa y rudimentaria, es necesario que quienes lo dirigen se sienten a pensar estrategias para finalizar la historia y no deberían darle mucho tiempo más a ese momento. En los artistas se puede ver muy fácilmente lo que ocurre cuando se resisten al retiro y se aferran a los escenarios pese a que sus capacidades ya no son las mismas. Terminan siendo olvidados por aquellos que antes los idolatraban y “Cuéntame” está en ese camino si es que no se toman decisiones inmediatas. Es muy fácil pasar de lo más alto a la sepultura, sencillamente porque es el público el que lo decide y ya sabemos que en cuestiones de entretenimiento no hay zonas grises ni nostalgias válidas. Lo que deja de ser atractivo se descarta y ojalá que con esta telenovela no suceda eso, pues nada nos gustaría más que se mantenga en el recuerdo con un halo dorado por toda la eternidad.