Los secretos más ocultos que atesora Concha Velasco a sus 81 años

Muchos eligen la profesión de ser actores o actrices porque es un oficio que permite introducirse en el mundo de una persona completamente diferente a sí mismos. Zambullirse en el mundo de un personaje implica cambios de postura, de modismos, gestos y articulaciones. Y en eso es experta Concha Velasco.

Concha Velasco no solo es la mujer que se ha permitido entrar en mil pieles, sino que ella misma en su vida ha sido la protagonista de las experiencias más arriesgadas y extremas. Hoy, con 81 años, muchas anécdotas quedaron en el pasado, pero una buena dosis de memoria nos hará recordar por qué Concha Velasco es de las reliquias más preciadas que tiene la cultura española.

Nacida en el seno de una familia muy humilde, el verdadero sueño de Concha era ser bailarina. Consiguió una beca en Londres, pero, aún con los estudios financiados, era imposible para su familia costear su formación. Debutó con 15 años en los cines y desde allí comenzó el camino hacia la cima.

Besó a los actores más coquetos del cine español, ha filmado series, grabado discos y ha presentado programas como “Sorpresa Sorpresa”, donde pasaron grandes figuras como Ricky Martin. Se enamoró, se desilusionó y se volvió a enamorar, pero esta es una historia aparte.

Las verdades ocultas de Concha Velasco

Hace pocos días la actriz se acercó al programa “Deluxe” donde reveló la verdadera identidad del padre de su primer hijo. Fernando Arribas, director de cine y fotografía, ha sido el hombre que la ha cautivado pese a estar casado. Juntos procrearon el fruto de esos encuentros, pero ella tuvo que ocultarlo por la vergüenza que sentía y condenaba la época.

Se casó con Paco Marsó y él ha sido el hombre que se ha encargado de criar a Manuel como si fuese suyo. Concha Velasco afirmó en varias oportunidades que quizás Marsó no era un buen esposo pero que, como padre, había sido excelente.

La vida de una actriz no es sencilla, mucho menos cuando Hacienda está pisando los talones. Las deudas que Concha Velasco tuvo con el Estado es un tema que todavía intenta resolver. Eso la ha llevado a trabajar incansablemente, aceptando muchas veces papeles o roles que no quería hacer.

Yo he tenido la suerte de encontrarme siempre con una gente estupenda. Y cuando no me la he encontrado he sabido dar unas patadas en los huevos de no te menees.

Hizo de todo por sus papeles: modificó su peso para poder adaptarse a los personajes, continuó formándose como actriz pese a ser una figura consagrada, se enamoró mil veces y lo seguiría haciendo mil veces más. Concha Velasco lleva en cada una de las arrugas de su piel parte de la historia de la cultura española, ella es la cultura.