La tragedia durante unas vacaciones de invierno que marcó al Rey Felipe y casi no sobrevive

Ni la hípica, ni la cacería o la tauromaquia, el esquí es el deporte invernal de la familia Borbón por excelencia. ¿Cuántas temporadas no fuimos testigos de las vacaciones familiares del clan real en los tiempos del Rey Juan Carlos? Momentos que cabe decir no volverán, afortunadamente, especialmente para su sucesor, el Rey Felipe.

Porque más allá de aquellas instantáneas donde la familia destellaba felicidad, también algunos accidentes y desenlaces fatales ocurrieron durante estos días de descanso y justamente mientras practicaban este deporte. Parece tema olvidado pero el primo del exsoberano Alfonso de Borbón perdió la vida durante una jornada invernal, y el Rey Felipe casi no la cuenta intentando salvar a otros y el Emérito tiene varios accidentes cuyas consecuencias arrastra hasta hoy.

En cuanto al primo del Rey Juan Carlos y el Rey Felipe, el Duque de Cádiz Alfonso de Borbón, falleció de forma inmediata cuando justamente descendía por una pendiente. Las investigaciones sobre esta fatalidad nunca arrojaron resultados demasiado concluyentes. Se dice que fue un atentado contra el aristócrata que pretendía reclamar el trono francés.

Pero si alguien realmente estuvo a punto de no contar la experiencia, fue el mismísimo Rey Felipe, en sus días como Príncipe de Asturias. Cuenta la periodista Pilar Eyre que en su desesperación por intentar socorrer a unos esquiadores que no tenían oportunidad de ser salvados, pudo caer por un acantilado. Al parecer tuvieron que detenerlo antes de que el impulso lo hubiera hecho cometer una verdadera imprudencia.

Pero no fue la única experiencia que marcó al Rey Felipe y su familia. En 1978, la familia real estuvo por muy poco a punto de haber sido víctimas de los ataques terroristas del ETA, cuando algunas de sus células intentaron poner un artefacto explosivo en uno de los chalets cercanos a La Pleta, donde los Borbones se hospedaban. Afortunadamente se pudo desmantelar de forma exitosa y no hubo pérdidas humanas que lamentar. En sus días, el Rey Juan Carlos afirmó que su "buena estrella" los había salvado.