La Reina Sofía nunca confió en Iñaki Urdangarin e hizo hasta lo imposible para alejarlo de su hija

El tiempo siempre da la razón y esa premisa alberga una verdad más sagrada que siete templos. Lamentablemente, no es solo la Infanta Cristina quién sufre su separación de Iñaki Urdangarin, son sus padres, el Rey Juan Carlos y la Reina Sofía, quienes más lo padecen, porque desde el principio hubo sospechas, había runrunes y percepciones propias que al sol de hoy suman y ratifican lo que ya se sabía, que tarde o temprano esto iba a suceder.

La historia nos señala a la Reina Sofía como la gran defensora de este matrimonio fallido a costa de su propia imagen cuando estalló el caso Nóos, pero hay versiones como la del colaborador del programa "Sálvame", Kiko Matamoros, que desmitifican las preferencias de la Emérita por el exatleta.

"(Los eméritos) No querían la boda desde antes de casarse, querían que se rompiera la relación cuando ya estaba la boda anunciada. Le insistían en que rompiera la relación porque les llegaba información del tío este y no les gustaba", expresó el tertuliano.

De hecho, Matamoros insistió en desmentir aquel tema del apoyo que Urdangarin tenía especialmente de su suegra. Si la Reina Sofía decidió intervenir cuando fueron exiliados a Estados Unidos fue porque en realidad quiso estar para su hija, no para Iñaki, y velar por el bien de los hijos de la pareja estaba entre sus prioridades.

Para aquel entonces, la hija menor de la Reina estaba por completo a la defensiva en un intento de estabilizar a su familia en medio de las complicaciones legales e institucionales que arreciaron sobre ellos. Se estaba de su lado o se estaba en contra, y la madre eligió el bando de Cristina.

Durante esta última semana, la Reina Sofía opta por el silencio absoluto, y ni siquiera tiene programados eventos ni apariciones oficiales en los próximos días, por lo que será difícil intentar recoger algún tipo de impresión de su parte ante la confirmación de la "interrupción del matrimonio" de los exduques de Palma. Es el único código de honor al que se apega en circunstancias como estas y así se mantendrá en una clara posición de apoyo a su hija y sus nietos.