El resurgir de Raquel Perera luego de Alejandro Sanz y la sensación de que nunca fue tan feliz

Seguramente quien observe a Raquel Perera, coincidirá con nosotros en la idea de ver en ella a una de las representaciones más perfectas de la mujer empoderada de la nueva era. No sabemos si esa sensación responde a sus rasgos fuertes y alejados del estereotipo de princesa de antaño o a que es muy contundente con sus declaraciones, pero está claro que en ella no hay indecisión ni intenciones de quedar relegada, mucho menos desde que se separó de Alejandro Sanz. Estuvieron 12 años juntos y, mientras esa relación duró, se encargaron de ser tan icónicos que hasta quedó una canción en honor a ella para la posteridad, pero ni siquiera la mejor poesía fue suficiente como para que quisiera seguir aguantando la intensidad de vivir con un artista tan grande.

Todas las personas que conocen a Alejandro Sanz aseguran que es una de las mejores personas que han conocido, pero quizás no fue el mejor de los partidos cuando fue marido de Raquel Perera. Se conocieron en el ámbito laboral, ella sabía muy bien de los gustos excéntricos de las estrellas de la música porque ya había trabajado con otros, pero fue la capacidad de él para pausar todo y dedicarse a reorganizar su vida lo que la enamoró. Sabía que no sería fácil compartir la vida con un hombre que además de ser un ídolo de la canción, despierta todo tipo de pasiones en las mujeres; pero igualmente se lanzó a la aventura.

“Le dije: 'Vive lo que tengas que vivir'. Lo único que le pedí encarecidamente era que nos protegiera a mí y a los niños”, manifestó la exmujer del vocalista y compositor en una de las oportunidades en las que se refirió al divorcio y con esas simples palabras dio a entender que los intereses de Alejandro eran poco compatibles con el de una familia tradicional, sino que quizás lo inspiraban otras cosas más allá del hogar. Jamás especificó si hubo terceras personas en discordia, pero fue clara al expresar que nunca hubiese aceptado compartir el amor de su marido con otra persona, de modo que puede que ese haya sido el detonante de la cancelación del matrimonio.

En julio del año 2020 Alejandro Sanz y Raquel Perera anunciaron su separación en forma conjunta mediante sus redes sociales y también aseguraron que entre ellos seguiría reinando la cordialidad por el bien de sus hijos, y luego el tiempo demostró que no mentían. En breve el artista rehízo su vida amorosa con Rachel Valdés, mientras que Raquel esperó un poco más y priorizó el despegue profesional. Mientras el matrimonio funcionó, ella dejó a un lado varias de sus pasiones, pero luego del divorcio no sólo las retomó, sino que descubrió nuevas. Ahora cuenta con una columna en la revista “Hola” en la que escribe sobre estilo de vida, relaciones personales y otras temáticas similares y realmente se la ve más contenta que nunca.

Raquel Perera sabía muy bien que la vida con Alejandro Sanz no sería igual a la que hubiese tenido con un arquitecto, pero igualmente quiso sacarse las ganas y lo disfrutó mientras duró. No obstante, el tiempo la terminó llevando a ser consciente de que ese no era el camino que quería para ella, que estaba bien que no quisiera ser una cárcel para su pareja, pero no era suficiente con complacer todos sus caprichos y permitir que hiciera lo que quisiera con su vida como si eso no influyera en la suya. Los indicios apuntan a que Raquel hizo bien en separarse y la vida actual de Alejandro también aporta los mismos datos. Seguramente el tiempo juntos fue necesario para conquistar todos los aprendizajes con los que hoy cuentan, pero la época de ser un equipo ya se les había terminado y era una necedad seguir prolongándolo.