REINA LETIZIA

Las desapariciones que más duelen a Doña Sofía y no podrían importar menos a la Reina Letizia

A pesar de la trascendencia de estos hechos, para la actual Monarca hay temas más importantes.
lunes, 10 de octubre de 2022 · 05:00

Aunque la Reina Letizia siempre apuesta por el minimalismo en cuanto al uso de joyas en sus jornadas de trabajo diarias y algunos eventos importantes, hay ocasiones en la que debe recurrir sí o sí a la invaluable colección de joyas de pasar, que celosamente custodia como legado único entre consortes y reinas españolas desde pasadas generaciones y que inició como tradición la gran Reina Victoria Eugenia. Sin embargo, hay algunas piezas que para lamento de la actual Soberana es posible que nunca pueda llegar a usar debido a algunos hechos históricos que las apartaron de su lugar de origen e incluso hasta por decisión propia de su actual propietaria.

Una de las favoritas de la Reina Letizia, sin duda, es la tiara Cartier, diseñada en 1920 por orden de la bisabuela del Rey Felipe y descrita por la revista Vanitatis de la siguiente manera: "De estilo Art Déco, está realizada en platino con diamantes y perlas incrustadas en el centro de las ondas que la forman", aunque después las perlas fueron sustituidas por un juego de esmeraldas, que la esposa de Alfonso XIII había heredado. Por razones que desconocemos, durante los años sesenta, la exreina decidió vender estás piedras preciosas a la propia Maison Cartier y devolverle a la tiara el diseño original de perlas, que en alguna que otra ocasión la Reina Letizia ha lucido orgullosamente sobre su cabeza.

De Victoria Eugenia a la Reina Letizia. Así han lucido la tiara Cartier. Fuente: (Instagram).

Pero si hay de todas las alhajas reales una pieza que definitivamente ha desconcertado a lo largo de los años a los historiadores e incluso sus mismas propietarias, es la icónica perla en forma de gota, "La Peregrina" que actualmente pende sobre un hermoso broche de diamantes y que en la celebración de la Pascua Militar de este año se desprendió del atuendo que llevaba la Reina Letizia y obligó al rey Felipe a agacharse por unos segundos para recogerlo. Esta histórica pieza de singular belleza,  paso de las manos del mismísimo Napoleón Bonaparte hasta las manos de la siempre recordada actriz Elizabeth Taylor, por lo que se cree que la que han lucido la Reina Letizia y la Reina Sofia no es precisamente la original y la versión genérica es la que mantiene en su poder Casa Real, pese al estupor de sus dueñas históricas que nunca dudaron de la veracidad de la piedra.

Pero sin duda, hay una tiara que definitivamente nunca veremos como parte de la colección actual y disponible para la actual Consorte, la llamada "Portland", confeccionada en 1902. Su dueña original fue la duquesa de Portland, como regalo de su esposo, William Cavendish-Bentinck. "Tiene forma de círculos de los que cuelgan unos diamantes como lágrimas de gran tamaño, de talla «briolette», que, se dice, fueron comprados en La India" según refrenda Vanitatis. La tiara fue robada en 2018 de una exposición en una galería de arte en Reino Unido, se ofreció una jugosa recompensa de 100 mil dólares, pero hasta en presente no ha vuelto a aparecer.

Aún se duda de la veracidad de La Peregrina que presumen la Reina Letizia y la Reina Sofía en varias ocasiones. Fuente: (Instagram).

La que si reapareció, es la tiara griega, y por increíble que resulte, es precisamente la favorita de Marie Chantal Miller, némesis real de la Reina Letizia, así que aunque fuera su última opción, jamás la usaría. Se creyó que durante el exilio de la familia real helénica se había vendido pero resultó el secreto mejor guardado hasta ahora, y reapareció en la cabeza de la aristócrata durante la celebración de los 40 años en el trono de la reina Margarita de Dinamarca.

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