Ni Camilla ni Kate: la joya más preciada de la Reina Isabel cae en otras manos

A pesar de que no era una mujer que se distinguía precisamente por la variedad, debemos reconocer que el estilismo de la Reina Isabel II era sencillamente icónico. Simple en formas, muy favorecedor para su edad y con amplitud de colores para escoger, era fácilmente reconocible donde quiera que estuviese. Lo mismo ocurría con sus joyas. Su colección es sin duda una de las más deslumbrantes de las que se tenga memoria, y aunque muchas cuentan con un gran valor incalculable, las que usaba con mayor frecuencia son las de mayor valor simbólico.

Pero de todas, absolutamente de todas las alhajas que poseyó la Soberana en vida, existe una sola que contaba con su total predilección, claro que está después de su alianza de matrimonio, y luego de su fallecimiento se convirtió en la pieza más anhelada entre sus herederas.

Se trata de su inseparable collar de perlas de tres vueltas que tantas veces le vimos usar, y que la Reina Isabel II adoraba, gracias a que fue un regalo que recibió por parte de su padre, el Rey Jorge VI, al cumplir los 21 años. Además, con este mismo pronunció su primer discurso navideño como Monarca. Hemos podido conocer a través del diario "20 Minutos" que fue la Princesa Ana, su única hija, quien pudo quedarse con él finalmente y no logra separarse de lo que considera la joya que más representa a su madre, de todas las que heredó.

De hecho, la Princesa Ana se rehúsa a dejar el legendario collar a buen resguardo en su joyero personal y no ha dudado en volver a usarlo. Recientemente viajó a Nueva York para asistir a una cena y velada organizada por la Unión de Habla Inglesa de la Commonwealth y la Gordonstoun American Foundation y ni bien llegó al aeropuerto internacional en suelo norteamericano, la prensa pudo notar que lo llevaba consigo, como una forma de homenaje a la memoria de la Reina Isabel II, al fungir durante su vida como la gran unificadora de la Mancomunidad de Naciones.

Es posible que sin proponérselo, la Princesa Ana se convierta en la gran veladora del legado de la recordada Monarca durante los próximos años, a través de estos detalles cargados de gran simbolismo e historicidad, mientras continúa llevando a cabo las labores que la Reina Isabel le confirió, con el mismo compromiso y dedicación de siempre a favor de la corona, tal como ella hubiese querido.