El intento fallido del Rey Juan Carlos por ofrecer a la Reina Letizia una herencia "no envenenada"

Aunque en este viaje a Alemania, la Reina Letizia no ostentará tiaras ni alhajas propias de la colección de Joyas de Pasar (que forman en conjunto uno de los tesoros de mayor valor para la corona). Siempre es grato verla usar alguna de las prendas de esta flamante colección pero cierta curiosidad nos ha invadido en el buen ánimo de imaginar cómo lucirían algunas de estas preciosas obras de orfebrería en la actual Soberana, de no ser porque algunas de ellas ya no forman parte de su grupo de origen, muy a pesar de los esfuerzos que en su momento llevó a cabo el Rey Juan Carlos para recuperarlas, sin éxito alguno.

Esto se debe a que, lamentablemente, el curso de la historia de los Borbones que ha traído en su haber robos, exilios, herencias y desapariciones, han limitado el número de joyas de su cálculo original, incluyendo aunque sea difícil de aceptar, la famosa perla 'La Peregrina' que en ocasiones tanto la Reina Letizia como la Reina Sofia han lucido cómo preciosos complementos. Se cree que la pieza original, aquella que se apropió José Bonaparte después de la abdicación de Carlos II, terminó siendo subastada para luego caer en manos de Richard Burton, esposo de la actriz Elizabeth Taylor y está que actualmente ocupa sitio entre las joyas de la corona española, fue un reemplazo que encontró el Rey Alfonso y obsequió a la Reina Victoria Eugenia, quien siempre afirmó que la suya era la original entre ambas piezas.

Otra auténtica belleza que nunca veremos lucir a la Reina Letizia es ni más ni menos que la tiara de aguamarinas, que la abuela del Rey Juan Carlos lució en las más variadas ocasiones, de inspiración floral Y elaborada con oro platino y diamantes. El suegro de la Reina Letizia quiso comprársela a su tía, la Infanta Beatriz pero ésta se negó para heredarla a sus hijas Alessandra y Olimpia.

Tomando en cuenta que en más de una ocasión hemos visto el gusto de la Reina Letizia por los broches, también podríamos mencionar la "pérdida" de uno muy particular y que 'Mujer Hoy describe a la perfección: "Es un prendedor diseño corsage, que se colocaban debajo del pecho, debido a su gran tamaño, muy de moda durante todo el siglo XIX. Este destaca por su tamaño – 20 centímetros– y por el valor de las piedras que lleva incrustadas en oro –95 quilates–". Estaría actualmente en el set de joyas de pasar de no ser porque el Infante Luis Alfonso de Baviera, su último dueño dentro de la familia Borbón lo subastó en los años ochenta, suponemos para paliar algunos problemas económicos.

De hecho, es posible que su actual propietaria, la querida baronesa de Thyssen, Tita Cervera, quiera ponerlo en venta en algún momento, dado que tuvo un fallido intento al momento de ponerlo en subasta. Si se anima, quedaría de parte de Casa Real, o quizás de la propia Reina Letizia o la Reina Sofía intentar recuperarlo, pues se trata de una joya con un valor y confección únicos y de inmensurable belleza, que en el futuro podría ostentar la Princesa Leonor cuando llegue su momento de convertirse en Reina.