Pilar Eyre no se corta y se atreve a decir lo que todos pensamos sobre la Princesa Leonor

Si hay alguien que conoce como la palma de su mano los entresijos de la Zarzuela y las historias alrededor de la familia real, es la periodista Pilar Eyre, quien, en una de sus más recientes publicaciones, echa mano de algunas de sus crónicas para intentar dibujar el escenario actual de la figura más misteriosa de los Borbones en nuestros días. Hablamos, por supuesto, de la Princesa Leonor, o la "Princesa fantasma", como alguna vez llegó a ser bautizada por los medios.

Desde sus primeros días, cuando el Rey Felipe olvidó preguntar el sexo de su bebé por la emoción que sintió y la preocupación por el estado de salud de doña Letizia, hasta los comentarios "importunos" de los reyes eméritos, con la Reina Sofía describiendo a la Princesa Leonor como una bebé "gordita, redonda y que llora mucho" y el sincericidio del abuelo al argumentar que los niños recién nacidos no se parecen a nadie; a la fecha es casi imposible saber a ciencia cierta qué saben las infantas Elena y Cristina sobre su sobrina o cuándo fue la última vez que la heredera al trono vio a su abuelo. Si para ellos resulta complicado, para el resto el asunto adquiere más niveles de dificultad, y así lo refiere Pilar Eyre en sus destacadas líneas.

Nunca más se ha hablado de Leonor de Borbón y Ortiz, la princesa más misteriosa de Europa. Ha ido al Colegio Santa María de los Rosales, está estudiando en Gales y habla varios idiomas. Aparte de esto, nada, el desierto más absoluto. No sabemos qué notas sacaba, qué amigas tenía, qué tareas extraescolares realizaba. Desconocemos dónde pasa sus vacaciones, qué hace en su tiempo libre o cómo le va en Gales. Porque los datos que manejamos acerca de Leonor no dejan de ser hipótesis, rumores, suposiciones, chismes, informaciones, en fin, que no han sido nunca ni corroboradas ni desmentidas por la Zarzuela, cuyo único esfuerzo de comunicación fue aquel vídeo doméstico en el que la familia Borbón Ortiz comía sopa de acelgas.

Y la verdad es que en esto le sobra razón a la veterana mediática. A fin de cuentas, ¿qué tanto se puede saber sobre la Princesa Leonor en la actualidad? Benevolente resulta el interés de los medios por ella, pues bien podría no aparecer en portales y España podría olvidarla sin más. Si bien es evidente su transformación de adorable bebé a una preciosa jovencita, hasta el momento  Casa Real no ha entendido el poder comunicacional que supone el hecho de que la Princesa Leonor sea conocida por los españoles si, a fin de cuentas, el objetivo es que ella reine en el futuro. ¿Cómo llegará al trono si la generación que la acompaña en rango etario ni siquiera la conoce lo suficiente como para reflejarse en ella, considerarla un modelo a seguir o una referente?

Pilar Eyre va más allá y destaca que mucho del atractivo de herederas como Isabel de Bélgica o Amalia de Holanda radica, precisamente, en su capacidad para conectar con las personas, a través de su refrendada vocación de servicio, sus espontáneas personalidades, actos de desprendimiento o simple honestidad.

Esto en el caso de la Princesa Leonor es completamente inviable. Al no conocerla, la prensa solo puede destacar su belleza, lo que lleva puesto y, por supuesto, esperar pacientemente por algún discurso en sus dos únicas citas anuales, los premios Princesa de Asturias o de Girona, para elogiar que sabe más de un idioma. Pilar Eyre tiene razón y, además, el futuro es ahora. Si Leonor no abandona el cascarón real, no hay razón alguna para empatizar con ella, ¿o si?