El desquite de la Reina Sofía a favor de Felipe que le garantiza la ida a los Premios de Asturias

Cuando se trata de lealtad y compromiso hacia la institucionalidad monárquica, la Reina Sofía es la figura que siempre emerge en el imaginario social como la máxima abanderada de estos valores tan loables, que siempre demuestra en cada una de sus acciones. Prueba de ello no solo ha sido su labor incansable junto a organizaciones benéficas, sino además su presencia infaltable en los Premios de Asturias que, desde hace 40 años, se ha convertido en uno de los eventos más importantes durante el tiempo en el que el Rey Felipe ha presidido con honor hasta la actualidad, cuando la responsabilidad recayó sobre los hombros de la Princesa Leonor.

A estas alturas, la presencia de la Reina Sofía en la edición de este año —que se celebrará este 31 de octubre en el Teatro Campoamor de Oviedo— es un hecho, pero, antes de este encuentro especial, la Emérita no deja de lado sus otros compromisos, en representación de la Casa Real y como sustituta del Rey Felipe, ya que en estos momentos el Monarca se encuentra al frente de los últimos detalles antes de desplazarse al Principado junto a la Princesa Leonor (quien se espera retorne a suelo patrio este viernes 28) y el resto de la familia real.

Es así como la Reina Sofía se desplazó recientemente hacia el monasterio de El Escorial para asistir a la entrega del Premio de Historia Órdenes Españolas, mientras que inician los primeros actos de celebración de los Premios Princesa de Asturias. Siendo así, la Emérita ha ejercido como anfitriona de forma excepcional, eso sí, en compañía de una vieja amiga con quien hacía tiempo no la veíamos coincidir, la historiadora Carmen Iglesias, quien según lo expuesto por la revista "Vanitatis", durante la década de los 80, fungió como tutora de la Infanta Cristina durante sus estudios de Ciencias Políticas y Sociología y, además, fue preceptora del Rey Felipe y se erigió como la primera mujer que dirigió la Real Academia de Historia.

En este reencuentro, la Reina Sofía deslumbró con su apacible sonrisa y saber estar y no solo se robó la admiración de todos los presentes, sino que además no perdió oportunidad para afirmar su afecto por la ilustre académica, con quién además coincidió en su último viaje a la ciudad de Nueva York y es una invitada recurrente a las distintas recepciones que tienen lugar en Zarzuela ofrecidas por el Rey Felipe y la Reina Letizia.

Una vez cumplida la responsabilidad, que en esta ocasión recayó sobre sus hombros, la madre del Monarca ya se prepara para volver para una de sus fechas marcadas en rojo en el calendario y en la que además, podrá coincidir con su nieta, la Princesa Leonor, con quién siempre comparte en medio de esta ceremonia algunos gestos de complicidad y cariño, e incluso ha sido motivo de inspiración para su nieta en su primer discurso.