Por muy paradójico que suene, el pasado de la Reina Letizia siempre está presente y esto es verdad. No nació en cuna real así que, por tanto, hasta sus 30 años —edad con la que contaba cuando conoció al Rey Felipe—, actuaba, pensaba y se veía tal como cualquier otra persona. Lo que hizo o dejó de hacer fue en función a sus propias decisiones y convicciones porque, después de todo, no había forma de que supiera que, al alcanzar cierta edad, el mismísimo Príncipe de Asturias se iba a enamorar de ella y se casarían poco tiempo después.

Pero esta vez, no vamos detrás de algún dato inédito que escandalice a medio país, pues a estas alturas —después de casi 20 años como parte de la familia real— ya es mucho lo que se conoce y lo que no o está guardado bajo siete llaves o simplemente no existe. Lo que se sabe es que el punto conector entre la Consorte y el Rey Felipe fue el periodismo, pues ya ella antes de convertirse en Princesa, era la guapa presentadora del Telediario que tanto encantaba al de Asturias. ¿Pero cuánto le costó llegar a este punto? Se dice que era una estudiante magnífica y como profesional destacó muchísimo, pero es que no podía ser distinto si ya llevaba en su ADN la impronta periodística heredada por su abuela Menchu Álvarez y su padre. Fue la yaya quien la inspiró a seguir el camino.

De hecho, lo que muchos no conocen acerca del paso de la Reina Letizia por el mundo del periodismo, es que desde muy pequeña, después de salir de la escuela, acompañaba a la locutora a su programa radial "Coser y cantar", un programa súper dinámico y fresco que motivó a la futura Soberana a ensayar alguno que otro guión fuera del aire. Estos se convirtieron luego en el piloto del espacio infantil "El Columpio" que logró materializar junto a su padre, Jesús Ortiz.

Una infancia con vocación

De hecho, el medio "El Nacional" de Cataluña explica al respecto que, en esa oportunidad única de vivir y sentir el oficio de la radio, la Reina Letizia era la "jefa". Con tan solo 10 años, convocó a algunos amiguitos a participar junto a ella en algunas de sus salidas al aire y hasta recibió su primer sueldo a esa edad. Su carrera no fue una elección al azar, era simplemente cosa que le venía desde sus adentros con el claro ejemplo de su abuela, Menchu Álvarez.

En la actualidad, la Reina Letizia ya no ejerce formalmente la carrera que la llevó a cumplir algunos de sus sueños, sin embargo, aunque haya dejado el periodismo, el periodismo nunca la dejó a ella y en sus discursos se puede ver algo de esta esencia. En sus movimientos, en su incesante búsqueda de información, el querer siempre estar al tanto de lo que ocurre fuera de las puertas de palacio, es por supuesto el gran indicativo de que, a pesar del cargo que hoy ocupa y el cambio rotundo que tuvo su vida al conocer al actual Rey, ella nunca dejó de ser la Leti que se bebía las palabras de su abuela al aire mientras comía bocadillos de nocilla.