El cumpleaños de Ainhoa Armentia "casi" arruinado: el nuevo revés de Iñaki Urdangarin cambia todo

Este próximo domingo, 20 de noviembre, seguramente no transcurrirá de acuerdo a los planes iniciales de Iñaki Urdangarin y su novia, Ainhoa Armentia. En esta fecha, la vitoriana celebrará su 44 cumpleaños, sin embargo, la situación sufrió un vuelco repentino en días pasados, cuando 'Vanitatis' reportó que el vasco sufrió una aparatosa caída mientras practicaba deporte y su codo sufrió todo el impacto. Luego, el diario 'El Español' confirmaría la complejidad de la lesión, que hizo necesario el paso por quirófano. Hoy se recupera lenta pero satisfactoriamente.

Algunas personas cercanas al exatleta expusieron al primer medio señalado que este debía ser para Ainhoa un cumpleaños para recordar, pues Iñaki Urdangarin deseaba compensar con un "regalo" su lealtad y cariño durante este año turbulento y de sacrificios. Al parecer, a pesar de ciertos reveses, se ha fortalecido su relación.

Sea cual sea el presente que tendría el exmarido de la Infanta Cristina para Ainhoa Armentia, tendrá que esperar o, en el mejor de los casos, sufrir alguna modificación. Esto se debe a que, tal como lo expone 'Vanitatis', al convaleciente le esperan 10 semanas de recuperación y rehabilitación, durante las que muchas de sus rutinas usuales se verán interrumpidas.

En temas circundantes, estos mismos allegados al exduque de Palma aseguran que el proceso de divorcio con la Infanta Cristina llegará a su final "muy pronto". Si bien no hay una fecha aproximada, se ha podido confirmar que han llegado a coincidir en casi todas las cláusulas necesarias para lograr la firma, especialmente todo aquello que refiere a sus cuatro hijos, incluyendo la tenencia de Irene, de 17 años, quien permanecerá junto a su madre en Ginebra.

Algo que sí han podido refrendar los cercanos a Iñaki Urdangarin es que, desde la temporada de verano, cuando el vasco sintió mayor presión familiar y mediática, se le ha visto mucho más tranquilo y feliz junto a Ainhoa Armentia; un claro indicativo de que lo peor ya ha pasado. Todo avanza, todo pasa y en Vitoria vive tranquilo, sin que nadie se detenga a verle, a preguntar nada. Son días de paz, de nuevos comienzos y mucho descanso.