SE VIERON LAS CARAS
La millonaria herencia de Carlos Falcó que obligó a Tamara Falcó y Esther Doña a limar asperezas
El patrimonio del marqués de Griñón es más grande de lo que todos imaginaban.
La relación entre Ester Esther Doña y Tamara Falcó siempre se ha pintado como inexistente, pero tras la muerte de Carlos Falcó, ambas han tenido que acercarse y resolver el reparto de la herencia del marqués de Griñón.
La semana pasada conocíamos que la hija de Isabel Preysler acordó con la viuda de Carlos Falcó la venta del palacio El Rincón, una de las propiedades mas queridas para el marqués de Griñón.
Aunque, para el momento, Tamara Falcó ha dado buenas referencias de la viuda de su padre, el proceso de reparto pudo haberlas enfrentado en varios momentos, tomando en cuenta que su relación antes de la muerte de Carlos Falcó se tornó tensa en muchas oportunidades.
Carlos Falcó había fijado en su testamento que su última esposa, Esther Doña, fuera la titular del usufructo de esta propiedad, pero a los pocos meses de su fallecimiento, la malagueña declaró que no se sentía a gusto viviendo en una residencia tan grande y remota y comenzó las negociaciones con los hijos de su marido para recibir una compensación por deshacerse de su parte.
Así, Esther Doña ha recibido una cuota viudal usufructuaria en contraprestación por renunciar a disfrutar de todas las propiedades de su marido a pesar de no ser su dueña. Esto ya lo había comentado la malagueña en una entrevista en 2020. “Estoy contenta con la decisión de mi marido. Me dejó como usufructuaria de todo”.
Pero la herencia de Carlos Falcó no queda allí. Según con conteo de la revista "Hola", el Patrimonio de Marqués de Griñón lo constituía el palacio de El Rincón, una fortaleza ajardinada del siglo XIX en Aldea del Fresno (Madrid), que heredó de su tía Paloma Falcó y que cuenta con 30 habitaciones y más de 120 hectáreas de terreno, el edificio fue tasado en cinco millones de euros.
A su vez, Carlos Falcó poseía el 33 % del palacio de Mirabel, en Plasencia (Extremadura), junto con su hermano Fernando, marqués de Cubas, también fallecido en 2020. Un edificio de 6000 metros cuadrados catalogado como uno de los monumentos más destacados de la ciudad que pertenece a la familia. El marqués estipuló que ostentara este porcentaje su hija Xandra, marquesa de Mirabel desde 2001, quien se convierte en una de las nuevas propietarias.
