La Infanta Cristina planta cara a Iñaki Urdangarin en Madrid y deja muy claro su mensaje

Parecen haber transcurrido apenas semanas cuando España fue sacudida por el escándalo del año. Iñaki Urdangarin traicionó a la Infanta Cristina después de 25 años de aparentemente un indivisible matrimonio y la verdad es que absolutamente nadie lo vio venir. Sin embargo, de aquello han pasado varios meses y hoy vemos en la exduquesa de Lugo un semblante muy distinto durante su último paso por Madrid. Su sonrisa y actitud marcan un nuevo tiempo, es definitivo y lo peor ya  ha pasado.

El motivo de la última visita de la Infanta Cristina a España no fue otra que trabajo, según detalla la revista "Hola!", recordemos que trabaja para La Caixa como directora del Área Internacional, pero, además, en Madrid tuvo el gusto de ser parte de un acto del Comité Olímpico Español y revivir grandiosos momentos como cuando se convirtió en la primera mujer en portar la bandera española en los Juegos Olímpicos. De paso, no perdió la oportunidad para visitar a algunos amigos como Antonio Resines por lo que entre uno y otro momento no dejó de sonreír y sí que da gusto después de tantos tragos amargos.

En cuanto al proceso de divorcio que está en puertas, el medio citado dió a conocer que aún no ha iniciado, sino que la aún pareja deberá esperar hasta el final de verano para ello.

Además, se pudo conocer como un nuevo a avance que, a pesar de que estuvo en la mesa la opción de presentar la demanda en Suiza, tomando en cuenta que la Infanta Cristina actualmente reside en Ginebra, el proceso será en España.

En cuanto a las capitulaciones matrimoniales que fueron firmadas por Iñaki Urdangarin y la Infanta Cristina en 1997, se puede decir que gracias a este paso se agiliza el proceso de separación actual, debido a que contemplaron separación de bienes y se prevé que también hubo un acuerdo de confidencialidad para proteger a las partes.

Mientras que el tema de los hijos ya se encuentra subsanado. De los cuatro hijos, ya tres son mayores de edad e Irene que es la menor del clan, con 17, vivirá con su madre y seguirá con su ritmo normal de vida, pues Iñaki Urdangarin podrá verla cada vez que quiera, así como al resto de los hijos que comparte con la Infanta Cristina. Son nuevas dinámicas que traen  vientos de cambio, de aceptación y nuevos comienzos que la aristócrata deberá aprovechar al máximo si quiere rehacer su vida de la mejor forma posible y, por lo que se ve, comienza a abrazar la idea con una gran sonrisa en el rostro.