La Reina Sofía no es la víctima en el encuentro con el Rey Juan Carlos y testigos lo confirman

Desde que la prensa nacional se hizo eco del regreso del Rey Juan Carlos a España, todas las miradas se han posado en la Reina Sofía y en el "humillante" e "injusto" papel que le tocará desempeñar este próximo lunes, cuando el Emérito asista a la reunión familiar pautada por la Casa Real.

Aunque en las últimas horas el Palacio de la Zarzuela reportó que el carácter de este reencuentro será privado y de cara oculta a los medios y a la opinión pública, no hace falta saber que se tratará de una situación tensa e incómoda para ambas partes. Acá es donde saltarán todos los entresijos de la memoria histórica, las crónicas de la pareja en las que autoras como Carmen Gallardo recuerdan cuando el Rey Juan Carlos le pidió al Gobierno no programar más viajes conjuntos porque "no soportaba" a su esposa, entre otras menudencias que reflejan la pésima relación que siempre llevaron.

Pero aunque pudiéramos pensar que nuevamente la Reina Sofía sería expuesta a una nueva humillación pública, a cortesía del Rey Juan Carlos y su propio hijo, el Rey Felipe, las recientes declaraciones de una amiga cercana a la Reina Letizia confirmarían que en realidad la Emérita está muy lejos de ser una víctima lamentable de las conveniencias familiares y de los tejemanejes institucionales.

Otra de las cosas que no entiende la Reina es la postura de su suegra. Que lleve casi dos años pidiéndole a su hijo que deje volver a su marido, un esposo que ya sabemos cómo se ha portado con ella a lo largo de los años. Y ahora vuelve corriendo desde Miami para verle el lunes y triste porque a ella le hubiera gustado estar con él a Sanxenxo junto a la infanta Elena.

Según este relato, nadie tuvo siquiera la cortesía de informarle a la Reina Sofía sobre este regreso y los planes de Sanxenxo, quien le avisó fue la Infanta Elena desde Galicia, mientras la Reina seguía en Miami presidiendo algunas actividades del Queen Sofia Spanish Institute. Cierto o no, la realidad supera a la ficción y si algo tiene la Emérita muy presente es que su rol como Reina supone además el apoyo incondicional a su esposo, aunque su dignidad quedé fijada en el último lugar de su lista de prioridades.