Hasta hace unos años, Rachel Valdés solo era conocida en los ambientes netamente artísticos y en su país de origen, Cuba. Sin embargo, con el paso del tiempo comenzó a ganar popularidad en Nueva York, Miami y también en el viejo continente. No es por desmerecer su trabajo, pero es muy probable que en ese proceso de expansión mucho haya tenido que ver la influencia de Alejandro Sanz, por ejemplo, para que el mismísimo Amancio Ortega se interesara en ella.

Amancio Ortega es una de esas figuras que no necesita presentación. Es dueño de un auténtico imperio, uno de esos hombres que cuentan con la misma cantidad de admiradores y fanáticos. Sin lugar a dudas, Rachel Valdés está del lado de quienes aplauden su trabajo y, aunque Alejandro Sanz no ha dado muestras al respecto, es muy probable que también.

La novia del artista se dedica al arte plástico y a simple vista no parece existir una posible vinculación natural entre esa actividad y los negocios de Amancio Ortega. Sin embargo, sabemos muy bien cuán importante es la creatividad aplicada a los negocios y en ese sentido el oriundo de Busdongo de Arbás ha demostrado que no deja cabos sueltos ni detalles librados al azar.

La insólita vinculación entre Rachel Valdés y Amancio Ortega

Sin descuidar su impronta artística y sin intenciones de querer ahora dedicarse a rubros que no le pertenecen, Rachel Valdés se ha sumado al emporio de Amancio Ortega como embajadora cultural de la firma Stradivarius, para la que ha diseñado una espectacular puesta en escena. El resultado puede apreciarse en la última tienda que ha inaugurado el grupo, situada en la Plaza de España de Madrid. Se trata de una combinación perfecta de arte moderno y moda que no solo se aprecia desde lo visual porque también incluye al resto de los sentidos.

¿Qué pensará Alejandro Sanz de esta nueva apuesta profesional de Rachel Valdés? Ante esta pregunta se nos ocurren dos respuestas. Por un lado, que es probable que sienta algo de miedo al saber que su chica está aumentando su popularidad al aliarse con un gigante de la talla de Amancio Ortega. Por otro, que sienta el corazón ancho de orgullo al saber que la artista no tiene limitaciones y que siempre está dispuesta a aceptar nuevos retos. No sabemos qué opción es la real, pero definitivamente está claro que Rachel tiene un gran futuro aquí y donde se lo proponga.