Aunque Yana Olina saltó a la fama gracias a su relación con David Bustamante, mucho antes ella brillaba con luz propia gracias a la pasión que la acompaña hace años: la danza. Lo que ella no imaginaba era que la pasión era tanta que sería la chispa que la ayudaría a encontrar el amor en las pantallas de la televisión. 

Con un estilo fresco y juvenil, algo no ha cambiado para la bailarina profesional desde que David Bustamante es parte de su vida más privada. Hablamos de lo que ocurre fuera de las cámaras, ese territorio que Yana conoce muy bien y del que no está dispuesta a desprenderse, pese a la presión mediática que ahora protagoniza. 

Hablar con la prensa o aparecer en la televisión no es prioridad para Yana Olina. Para ella, la vida consiste en danzar y enseñar a danzar, una misión que impulsa su vida y que desarrolla en su academia de baile y en el Club de Ball Esportiu Felanitx desde el  que dirige y acompaña a deportistas de élite en sus competencias internacionales. 

A esta responsabilidad del presente, la bailarina le suma sus medallas de bronce en campeonatos de Europa y su título de Bicampeona de España, país del que se siente muy orgullosa por todas las oportunidades ofrecidas. Por ejemplo, Yana Olina también es jueza en la Federación Española de Baile Deportivo, una responsabilidad exclusiva para entrenadores de alto nivel. 

Antes de instalarse en Madrid, Yana Olina vivió en Mallorca y sentó sus raíces como entrenadora de deportistas profesionales. Mucho antes de eso, ella y su familia vivían en Rusia, país que fue su hogar hasta iniciada la adolescencia. 

El flechazo con David Bustamante que ella no imaginaba

En 2018, David Bustamante recibió la invitación de RTVE para participar en “Bailando con las estrellas”, el entrenamiento del músico recayó en Yana Olina, a quien se le confió la tarea dado el potencial físico que ya él había demostrado en otros programas. Del primer encuentro, David siempre recuerda que la mirada de Yana lo impactó, un gesto importante considerando que él estaba viviendo el duelo, tras su separación con Paula Echevarría, luego de 12 años de matrimonio. 

Mientras Yana Olina avanzaba en su tarea como entrenadora, el corazón de David empezaba a danzar, envolviéndose en la pasión que ella transmite cuando la música pasa por su cuerpo. Esa química fue tanta, que los dos se llevaron los trofeos como ganadores absolutos de la temporada. 

Al terminar el programa, un David ilusionado se apresuró a mantener el contacto con Yana al punto de confesar que estuvo tres meses detrás de ella, que acostumbrada a tener un perfil bajo no imaginaba continuar la relación más allá del reality. “Imagínate. Todo el día. Pum, pum. Soy muy insistente, Antonio” bromeó el músico nacido en Cantabria durante el programa “La Noche D”, en el que se confesaba locamente enamorado de la bailarina. 

El tesoro de David Bustamante

La insistencia rindió buenos frutos, pues a pocos meses del triunfo en las pantallas, el corazón de David Bustamante siguió bailando, gracias a Yana Olina y la relación que tejen hace cuatro años. La pareja ya vive junta en una casa muy cómoda en Madrid, en la que Daniella, única hija de David, tiene su propia habitación y una relación estupenda con la novia de su padre. 

A los rumores de boda, hijos y planes a futuro, la bailarina simplemente guarda silencio, delegando la responsabilidad a David Bustamante, siempre amable con la prensa, aunque sobre este tema tampoco ha sido muy efusivo, insistiendo en que por ahora le importa únicamente el presente.