Cuál fue la famosa escapada de la Reina Sofía en la que descubrió sus problemas con el azúcar

Una máxima que repercute en los medios desde hace décadas y que envuelve a la imagen de la Reina Sofía, es que en total contraste con el campechano y muy sociable Rey Juan Carlos, ella siempre fue una Consorte solitaria, acompañada por su fiel escudera y hermana, la Princesa Irene y sus amigos en Palma de Mallorca, Tatiana Radziwill y su esposo, el Dr. Jean Fruchaud.

Sin embargo, ha trascendido en el tiempo aunque con muy poca repercusión, que la Emérita nunca fue tan solitaria como se solía destacar pero a diferencia del exsoberano, sus entrañables más mediáticos no estaban en suelo patrio, cuestión que le acarreaba salir de Zarzuela en muchas ocasiones para visitarlos y de paso acumular muchas millas viajeras.

Si bien el pasado Caso Nóos y los actuales varapalos judiciales del Rey Juan Carlos aún mantienen separadas todas las piezas de su rompecabezas familiar, se sabe que la Reina Sofía siempre ha contado con el costado griego de su familia de origen. Siempre es bienvenida en Londres, donde actualmente vive su hermano, el Rey Constantino de Grecia y su esposa la Reina Ana María y sus sobrinos, pero además otros datos sobre anteriores décadas ofrecidos por el portal Mujer Hoy revelan las escapadas de la madre del Rey Felipe. Una de las más impensadas fue en 1989 cuando viajó sola y casi a hurtadillas hasta Sevilla para asistir a la fiesta "secreta" del Príncipe Michael de Grecia por su cumpleaños

En ese entonces, los fastos del pretendiente al extraño e inexistente trono de Brasil (tampoco nosotros entendimos aquello), no estuvieron exentos del brillo propio de toda una constelación de royals congregados. Allí la Reina Sofía tuvo oportunidad de volver a compartir con una de sus grandes amigas, ni más ni menos que la gran Farah Diba, viuda del Sha de Persia entre otros invitados de excepción como los duques de Badajoz, los barones Thyssen, Luis Carlos de Borbón Dos Sicilias y Pedro de Orleans y otras personalidades del universo royal de la época.

De hecho, una anécdota tan curiosa como divertida fue durante la cena en aquella noche de fiesta, cuando la Reina Sofía pidió un café cortado con sacarina para endulzarlo, pues ya por aquellos días prescindía del azúcar. En la celebración no tenían el endulzante así que el maitre, muy solícito no tuvo otra que decirle a la entonces Consorte regente: “Su majestá, que un día es un día". Aquello le provocó las risas a doña Sofía, quien aceptó gustosa el café.

De aquellos días al presente, algunas coincidencias quedan. En estos días recientes, la Reina Sofía coincidió con la Princesa Al Joharah de Arabia Saudí y su hija adolescente Magda, y en su anterior viaje a Marbella, era su prima la Princesa María Luisa de Prusia quien se mostraba encantada de recibirle en la Costa del Sol y fundirse con ella en un cariñoso abrazo, Solo la Emérita sabe cuántas reuniones tan furtivas cómo interesantes ha protagonizado en los últimos años, pero ella prefiere de momento mantenerlas en la más estricta privacidad.