Palma de Mallorca pasó de ser la herencia envenenada del reinado anterior con el Rey Juan Carlos a la cabeza, al nuevo escenario en el que tienen lugar las postales más entrañables para el Rey Felipe y la Reina Letizia, mientras que los mejores recuerdos de la Princesa Leonor en su breve paso hacia la adultez se mezclan con aroma a mar, lugares de ensueño y sendos baños de masas. Los reyes han hecho las paces con la balear, o dicho de mejor manera, encontraron en este punto geográfico su nuevo lugar en el mundo, al que siempre pueden volver y más importante aún, el que nunca le cerró las puertas en sus horas más oscuras.

¿Cuál es el mensaje implícito que nos han dejado sus majestades en su recorrido de apenas 10 días? Digámoslo en el buen ánimo, tanto el Rey Felipe como la Reina Letizia saldaron viejas cuentas y el Palacio de Marivent fue cuenta de ello. Si en pasados meses, el reclamo de ciertos sectores partidistas antagónicos era la devolución de estás instalaciones a las autoridades locales debido a que el uso dado por la familia real se distancia del motivo original, este enclave retoma su lugar como una estancia de recibimiento a la sociedad isleña, más que como una residencia personal.

Sin duda, el mayor de los giros fue el que tuvo la Reina Letizia en su dinamitada relación con Palma. Su cercanía con los vecinos, sus gestos menos rígidos en sus recorridos y su decisión de apoyar a la cultura y tradición local cada vez que usa prendas confeccionadas por artesanos textiles, la acerca a su objetivo de ganarse a pulso el cariño de la balear.

Esto, por supuesto, va a tono con la marcada estrategia familiar de salir a la calle en medio de fuertes temperaturas para acallar rumores. El juego de la silla caliente del Rey Felipe en Colombia, y que tantas filias y fobias trajo entre algunos personeros políticos del país y de la nación neogranadina, se apaciguó con el último recorrido del Monarca y su familia. Ningún varapalo protocolar en suelo ajeno puede más que una Reina Letizia en pantalones cortos o en minifaldas con la Reina Sofía colgada en su brazo.

La Reina Sofía uno de los mayores mensajes y enigmas

Hablando de la Emérita, ¿qué hay con todo esto de los renovados votos familiares de camaradería entre las dos consortes? Pues la madre del Rey Felipe ha entendido el mensaje y cada vez parece alejarse del núcleo familiar al menos en fotografías. Impensable en años anteriores cuando doña Sofía luchaba por ocupar espacios y tomarse fotos con sus nietas frente a una acalorada Letizia, en la actualidad el panorama es mucho más tranquilo y por así decirlo, entre gatos no se pisan las colas.

Con vista hacia el futuro y al menos durante este corto viaje el Rey Felipe y la Reina Letizia han demostrado que son capaces de recomponer lo roto, principalmente en el tramo familiar más directo y luego con Palma de Mallorca, ofreciendo imágenes entrañables que hace apenas un año habrían sido como mínimo impensables. Así las cosas, es posible pensar que para la familia real, mejores años vendrán. (Con información de la revista Vanity Fair).