Karmele Marchante es una apasionada del periodismo. Según sus palabras, ama poder preguntar, hablar, satisfacer las ansias de curiosidad hacia todo y trabajar en prensa escrita. Es lo que más le gusta, pues el ambiente de redacción es el espacio en el que se desarrolló profesionalmente y donde consiguió forjar pilares muy fuertes para su carrera.

La escritora reconoce que tuvo una infancia soñada, sus abuelos fueron quienes, sin lugar a dudas, le permitieron crecer con sueños y ambiciones, convencida de que conseguiría cumplir sus objetivos personales.

Karmele Marchante da el paso que muchos esperaban

Hace apenas unos días lanzó su libro “No me callo”, una obra en donde quedan reflejadas sus memorias y la gran pasión que despierta esta profesión que la llevó a tocar el cielo con las manos. La referente del feminismo reconoce que sus primeros pasos en esta carrera los dio en Pamplona. Una vez formada, llegó a Madrid con las armas suficiente como para avanzar a paso firme.

Sobre los errores que cometió a lo largo de su trayectoria, la periodista reconoce que entrar en el mundo de la prensa rosa fue un paso en falso, y es que por aquellos años el dinero fue lo que la encandiló. Vale aclarar que años más tarde fue su tercer marido quien se llevaría todo su trabajo y la dejaría en la calle.

Si hay algo que distingue a Karmele Marchante es la forma de hacer periodismo, fue una de las primeras mujeres que se embanderó en la lucha de muchas que no podían poner en palabras su sufrimiento, sin lugar a dudas, una gran referente en el ámbito del feminismo.

Karmele Marchante no consigue olvidar su infancia

Según las palabras de Karmele Marchante, si hay algo que aún no perdona es que sus padres la hayan dejado en manos de sus abuelos. Si bien construyó un vínculo increíble con ellos, la ausencia de sus progenitores lo marcó para siempre.