Los aniversarios sirven, entre muchas otras cosas, para que las obras de los grandes artistas sean recordadas. Lola Flores es un emblema de la cultura española y casi no necesita de las fechas especiales para que su obra se mantenga en vigencia. Sin embargo, en algunos días hubiese arribado a los 100 años y eso ha derivado en que algunos aspectos desconocidos de su vida se pongan de relevancia.

“Ni canta ni baila, pero no se la pierdan”, dijo supuestamente un periodista estadounidense para promocionar un espectáculo de la madre de Rosario en aquellas latitudes. Aparentemente, tal frase ni siquiera existió, pero de todos modos sirvió para que el público de entonces y el nuevo comprendiera que quien subía al escenario no era una artista común y corriente, sino una que rompía todos los esquemas.

Efectivamente, la íntima amiga de Rocío Jurado cantaba y bailaba, pero además era un espectacular personaje televisivo, una recitadora descomunal y una performer. No obstante, en este nuevo ejercicio de mirar al pasado en búsqueda de joyas que quizás estuvieron perdidas, ha salido a la luz un verdadero hallazgo que no hace más que demostrar que Lola lo tenía todo para trascender, incluso más de lo que se le pedía a una artista de su tiempo por el solo hecho de ser mujer.

Lola Flores llegó a deleitar a unos pocos con otro arte

Según ha informado el Diario de Sevilla, Lola Flores también se atrevió a la pintura. Los motivos que la hacían tomar el pincel y los colores eran todos aquellos que hacían a su identidad: postales costumbristas y situaciones que le eran muy familiares, como las procesiones religiosas. No llegó a destacarse en este rubro simplemente porque no lo habrá querido, pero seguramente sus herederas aún conservan sus piezas.

El retratista Jesús María del Rincón asegura que el acercamiento de la coplera con esta rama del arte no fue casual, sino una estrategia para cumplir con Hacienda. Para asumir aquellas fuertes exigencias fiscales, Lola pensó que sería buena idea volcarse a la pintura con la esperanza de que sus seguidores en América las compraran. Aparentemente, llegó a vender varias de ellas, pero el éxito no fue tan rotundo como para que el mundo empezara también a considerarla artista plástica.

Inolvidable

Lola Flores es considerada la primera feminista de España. Es quien se animó a poner sobre la mesa temas tabú como el divorcio o las relaciones extramatrimoniales en la sociedad de posguerra.