A Karmele Marchante le llegó una factura muy alta por haber trabajado en la prensa del corazón. Como tertuliana ganó mucho dinero, pero considera que fue el mayor error de su vida. Se olvidó de la otra parte más enriquecedora del periodismo. Además, se le hizo cuesta arriba defender su posición como feminista y de izquierdas frente a directivos de televisión con tendencias misóginas.

Por estos días, la periodista gira por España con su libro autobiográfico "No me callo", de la editorial Penguin Random House. En él cuenta sus experiencias más personales y profesionales. Se sincera para hablar de su infancia, juventud, drogas, alcohol, religión, de programas como “Tómbola”, en el que publicó un informe sobre Carmen Sevilla,  “Sálvame”, sus matrimonios, desamores, traiciones y de su “feminismo radical de izquierdas”.

El título de sus memorias refiere a su mala relación con Jesús Mariñas, quien soltó la frase “¡Que te calles, Karmele”, en “Tómbola”, uno de los programas que más fama le dio a la comunicadora. De él solo tiene dos adjetivos: "Era una persona maltratadora y tóxica". De hecho, ella detalla en uno de los capítulos lo mal que la pasó esos años en el programa. "No solo por mis percances con algunos invitados, sino también por la relación con mis propios compañeros".

En ese tiempo de “Tómbola” fue muy “sufrido y duro” regresar al hotel, donde se hospedaba cada noche al terminar el programa. Un momento de total desasosiego fue cunado publicó una noticia que vinculaba a Carmen Sevilla con una trama de corrupción. "Me puso una demanda que yo perdí (...) Ella se lucró. Se fue de plató en plató y se ganó un montón de dinero a costa del honor que yo había mancillado. Es mala, malísima".

Dentro y fuera de la tele

Karmele Marchante trabajó en “Informe Semanal” y otros espacios televisivos de TVE. También estuvo en Irak y en otras zonas de conflicto. Pero una de las cosas que más le ha costado es defender sus principios. Uno de los episodios más traumáticos de su vida fue cuando murió su hermana de 14 años en un accidente de tráfico.

“Mi casa se convirtió en tinieblas. Mis padres se aferraron a la fe y se olvidaron de mí. Eso me empezó a liberar y caí en unos pisos del Opus, como podría haber sido un lugar budista. Me lo pasé muy bien allí, convencieron a mi madre para que hiciera periodismo en Navarra, pero el Opus no pudo conmigo y a los dos años me echaron por meterme en política, por hacer viajes en auto-stop, ligar más de la cuenta...” detalló en una entrevista.