La muerte de Jaime Ostos trajo aparejados varios males además de la angustia para sus deudos. El torero estaba de vacaciones con Mari Ángeles Grajal y un grupo de amigos en América y fue allí donde lo encontró el final mientras dormía plácidamente en su cuarto de hotel. Por supuesto, enseguida comenzó el drama del traslado hacia España y todo el malestar que eso implica en términos burocráticos y sentimentales.

Desde un primer momento, se ha intentado poner el foco de la historia en cómo es el vínculo entre la médica y los hijos que tuvo su difunto marido con sus esposas anteriores. Esto, porque es mucha la experiencia que hay entorno al mal rollo que suele haber entre las viudas y los herederos. Al principio, este no parecía ser un problema para la familia, pero esa paz poco a poco se ha ido modificando hacia un lugar menos feliz.

Hace algunos días, Gabriela Ostos dialogó con la prensa y sacó a relucir lo que hasta entonces era una situación desconocida: ella y su hermano no estaban de acuerdo con que Mari Ángeles Grajal trasladara las cenizas de su padre a otro sitio sin haberles consultado previamente. No entendían el movimiento y, además, denunciaban que hasta el momento no habían recibido los objetos personales del hombre que los trajo al mundo. En ese momento quedó instalada la polémica de los desacuerdos familiares.

Mari Ángeles Grajal se cansó de las buenas formas

Primero, en “Fiesta”, la oriunda de Villanueva del Campo manifestó que el intercambio con Gabriela no fue más que un mal entendido y que entre ellas la relación es totalmente fluida. Evidentemente, no quería alimentar la discordia, pero luego la situación cambió. Tal como puede apreciarse en el material adjunto que es propiedad de Europa Press, Mari Ángeles Grajal sentenció que está aburrida de que le pregunten por los hijos de Jaime Ostos.

No se puede entretener a la gente con las cenizas de mi marido.

Mari Ángeles Grajal seguía sosteniendo que no existe tal drama entre ella y sus retoños postizos. Sin embargo, ya no quiere que le sigan preguntando por el tema. “Lo he aclarado 50 veces y ya no voy a decir más”, dijo con toda rotundidad y con la esperanza de que esa sea la vez definitiva. Está claro que no termina de decir toda la verdad por respeto al diestro, el hombre con el que pasó la mayor parte de su vida.

De los mejores

Jaime Ostos fue un destacado torero. Su época de mayor esplendor estuvo comprendida entre los años 1960 y 1970 y en una ocasión salió por la puerta grande de Las Ventas.