Los años de esplendor de la Reina Sofía se terminaron hace tiempo y, cuentan, que se la pasa mayormente recluida junto a su hermana, Irene de Grecia, en uno de los pabellones que tiene a su disposición en el Palacio de la Zarzuela, aunque poco y nada se relaciona con el resto de la Familia Real, que la ha desplazado por completo del centro de la escena. Conocedora como pocas de lo que sucede en los pasillos de la residencia de Monte del Prado, Pilar Eyre ha revelado uno de los secretos mejor guardados por la todavía esposa del Rey Juan Carlos.  

Sumida en las obligaciones institucionales durante casi 40 años, la Reina Sofía lidia desde hace mucho tiempo con una adicción que hoy es una de las razones por las que no tiene cabida en el círculo cerrado de los Borbón y Ortiz, que ostentan la Corona y la dirección de la Institución. 

Tal vez impulsada por las humillaciones a las que la sometió el Rey Juan Carlos, con amantes por doquier y limitada a criar a sus hijos y a sonreír en las fotografías oficiales, la Reina Emérita ha alimentado un vicio descontrolado del que, sostienen, la mismísima Reina Letizia no quiere saber nada. 

Como tampoco quiere saber nada con el Rey Juan Carlos y con Iñaki Urdangarin, que tanto han hecho para lesionar la imagen de la Corona de España, algo que la Reina Letizia le pregona a diario al Rey Felipe, en sus deseos por renovar y reorganizar una institución que, para colmo, viene siendo discutida por los españoles desde hace años.  

¿Cuál es la adicción más profunda de la Reina Sofía?

Según lo ha revelado Pilar Eyre, la Reina Sofía desde hace muchos años que transita por un vacío existencial que le genera tantas angustias que, al parecer, solo puede llenar con compras compulsivas.

Fue así como sus hijos y sus nietos se acostumbraron a celebrar Navidad tapados de cajas y de bolsas de regalos, que la mismísima Reina Sofía se encargaba personalmente de seleccionar. 

A sus 84 años, la madre del Rey Felipe no ha dado el paso hacia las compras en línea, puesto que disfruta de recorrer, tocar, seleccionar y, sobre todo, pagar.

Es así como aprovecha cada viaje para rodearse de montañas de objetos, que en la mayoría de los casos nunca llega ni siquiera a estrenar, ya que su impulso incontrolable la lleva apenas a sentir satisfacción cada vez que compra.

La misma Pilar Eyre deslizó que a la Reina Sofía no hay quien la pare cuando sale a dar paseos por Londres o alguna otra ciudad en la que pueda pasar desapercibida, ya que debido a la presión de su hijo y su nuera, suele mostrarse un poco más contenida cuando recorre las calles de Madrid, a la vista de los impávidos paparazzis que salen a su caza. 

Ese parece haber sido el motivo por el que el Rey Felipe decidió que su madre no asistiera a la graduación de la Princesa Leonor, ocurrida el pasado 20 de mayo en Cardiff, Gales. Eso sí, para acallar las críticas por la ausencia de la Reina Sofía, fue expresamente invitada a sumarse a la ceremonia en la que la Infanta Sofía tomó el sacramento de la Confirmación. 

Fue así como en Aravaca se pudieron ver los tiernos abrazos que le endilgó la Princesa Leonor, con la que se decía que mantenía una relación fría y distante, casi como la que la Reina Sofía sostiene con el resto de la Familia Real.