El gesto del Rey Carlos que hace trizas el corazón del Príncipe Enrique

Todo el mundo estuvo con los ojos puestos en la coronación del Rey Carlos para seguir cada movimiento de los protagonistas de una ceremonia única en más de 70 años para la Monarquía británica. El momento más emotivo hizo trizas el corazón del Príncipe Enrique porque el centro de la atención fue el Príncipe Guillermo. 

Las calles de Londres habían sido copadas desde muy temprano por miles de personas que, desde diferentes lugares del planeta, se habían reunido en los alrededores del Palacio de Buckingham y de la abadía de Westminster para ser partícipes de un hecho histórico.

Como no todos los días se puede presenciar la coronación de un Rey de Reino Unido, la prensa internacional siguió de cerca las alternativas y los focos de las cámaras estuvieron puestos en los roles que desempeñarían el Príncipe Enrique y el Príncipe Guillermo, hijos del Rey Carlos. 

Distanciado de la institución desde que decidió abandonarla para radicarse en Estados Unidos, el Príncipe Enrique fue relegado a la tercera fila entre los invitados y debió sentarse detrás de su tía, la Princesa Ana, que con una pluma roja sobre su sombrero que componía el uniforme militar le impidió seguir con comodidad cada una de las escenas.

Pero sin dudas hubo una que terminó en una daga en el corazón, porque su hermano mayor, el Príncipe de Gales, rompió los protocolos cuando rindió homenaje a su padre, el flamante Monarca. Fue durante el juramento de sangre cuando el heredero de la corona se arrodilló para mostrarle todos los respetos.

“Yo, Guillermo, Príncipe de Gales, te prometo mi lealtad y la fe y la verdad te daré, como tu señor de la vida y de los miembros. Así que ayúdame Dios", fue el breve discurso del Príncipe Guillermo que terminó por emocionar al Rey Carlos.

Segundos después, el Príncipe Guillermo se puso de pie, tocó la corona del Rey Carlos y le dio un beso en la mejilla, para recibir un "Gracias,Guillermo".

Fue tanta la incomodidad que sintió el Príncipe Enrique en la ceremonia que ni siquiera se quedó para la recepción ofrecida luego. Tal vez sabía que no iba a tener lugar en la tradicional foto desde el balcón y, en Montecito, su esposa Meghan Markle lo esperaba para celebrar el cuarto cumpleaños de su hijo Archie.