Cada uno de los minutos de los 949 días que Iñaki Urdangarin pasó en prisión por el caso Nóos fueron la mayor inversión a futuro para el todavía marido de la Infanta Cristina, que habría pedido 2 millones de euros para callar, entre tantas cosas, las fiestas privadas que habría mantenido el Rey Felipe previo a su enlace con la Reina Letizia.

Desde un principio se dijo que la fecha límite para la resolución de los trámites de divorcio, entre Iñaki Urdangarin y la Infanta Cristina, era el 5 de junio pasado, fecha en la que Irene Urdangarin alcanzaría la mayoría de edad. Esto evitaría la injerencia de un Juzgado de Menores y, además, preservaría la intimidad del caso.

Pero el tiempo ha pasado, el exduque de Palma sigue casado con la hermana del Rey Felipe y el acuerdo de separación se extiende mucho más de los plazos previstos, por lo que las dudas han envuelto otra vez al matrimonio que supo ser la dicha de Zarzuela. 

¿Por qué está detenido el divorcio entre la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin?

Si bien se han mostrado unas cuantas veces en público, la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin apenas se relacionarían por intermedio de sus abogados, quienes llevan y traen peticiones y requerimientos.

Uno de los puntos que más discordia generó entre el exjugador de balonmano y su todavía esposa es la jugosa indemnización que reclama Urdangarin para seguir callando todo lo que sabe del caso Nóos, que salpicaría, sin dudas, al Rey Juan Carlos.

Precisamente, el Emérito se encargó de mediar entre las partes, al darle visto bueno a su hija para que responda a las demandas de Iñaki Urdangarin. Él más que nadie conoce los trasfondos de situaciones oscuras, casi siempre relacionadas con sus activos resguardados por instituciones financieras en el extranjero.

Pese a todo, la Infanta Cristina no estaría tan dispuesta a ceder a los requerimientos de Iñaki Urdangarin, algo que le estaría quitando la paciencia al Rey Juan Carlos, uno de los más interesados en resolver todo lo antes posible.

El otro involucrado sería el Rey Felipe, que supo tener —y muy cerca— a Iñaki Urdangarin en sus últimos años de soltería. Al parecer, el cuñado de oro se fue volviendo de barro y hoy es, más que nada, una piedra en el zapato.