Isabel Pantoja
Isabel Pantoja despidió el año a lo grande en Barcelona
Ante un público eufórico.
Isabel Pantoja ha cerrado el año con un concierto a lo grande en Barcelona, frente a una multitud de fans, que desde la tarde hicieron largas colas para poder ingresar a la última velada de su voz preferida.
En el cierre de la Gira 50 años, el concierto de la cantante andaluza transformó el Palau San Jordi y, según estimaciones previas, se habían vendido alrededor de trece mil entradas, con precios que oscilaban entre los 60 y los 176 euros.
En el momento en que hizo su entrada junto a su extensa y afinada orquesta, Isabel Pantoja expresó su emoción a través de gestos evidentes. Uniendo las manos sobre su pecho como gesto de abrazo y agradecimiento, la reina de la copla luchó por contener las lágrimas ante la cálida acogida que le brindaban.
Los detalles del último concierto de Isabel Pantoja en Barcelona
Entre los atuendos elegidos por Isabel Pantoja para la ocasión, destacó un hermoso traje en tonos anaranjados compuesto por una falda larga de vuelo con estampados florales. Con un maquillaje impecable, la tonadillera irradió esplendor.
Con su característico derroche de fuerza y energía, Isabel Pantoja ofreció una actuación aparentemente recuperada de los problemas de salud que ha enfrentado recientemente. Aunque se había mencionado que no se encontraba en plenitud en cuanto a su visión y otras dolencias que afectaban su trabajo, la cantante aseguró estar recibiendo tratamiento en Córdoba y tener la situación bajo control.
Abrumada por el cariño que se percibía en el ambiente, expresado a través de constantes vítores y ovaciones cerradas tras cada actuación, Isabel Pantoja respondió con una gran sonrisa y lanzando besos al aire en agradecimiento a los asistentes.
Este evento se convirtió en el escenario perfecto para que Isabel Pantoja se sumergiera por completo en su arte, alejándose de las polémicas que la rodean, así como de los conflictos familiares que la han afectado.
Pese a las declaraciones de Francisco Rivera en su contra y a la distancia cada vez más grande que la separa de sus hijos, Kiko e Isa, Isabel Pantoja ofreció lo mejor de su repertorio, abrazada por los violines y trompetas. Eso sí, sobrina Anabel viajó especialmente para acompañarla en este momento único para su carrera.
