Realeza Europea
Descubre las joyas más icónicas de la realeza europea
Algo más que metales preciosos.
Compuestas por materiales preciosos y con un enorme componente sentimental e histórico, alguna de las joyas más famosas y costosas están en manos de algunas de las Familias Reales de Europa. O mejor dicho en las cabezas, los cuellos y las manos de la Reina Letizia y Máxima de Holanda, aunque hay otras Consortes que también cuentan con algunos de los joyeros más sofisticados del planeta.
Tiaras, pendientes, broches, anillos y collares forman parte de las colecciones más codiciadas y que son lucidas, con suerte, apenas unas pocas veces en el año o, incluso, en la década. Sucede que estas piezas suelen ser atesoradas a lo largo de generaciones, por lo que también adquieren un valor incalculable.
Dentro del joyero de la Familia Real española, destaca la emblemática tiara Flor de Lis. Doña Letizia la lució recientemente durante una cena de gala en su viaje de Estado a Dinamarca. Esta deslumbrante joya fue creada en 1906 por la joyería Ansorena, como regalo de bodas de Alfonso XIII a su esposa Victoria Eugenia. Su inmenso valor ha llevado a que sea conocida en Zarzuela como “la tiara buena”, que la Consorte ha empleado apenas tres veces.
En la Casa Real de Noruega, la tiara de diamantes que la Reina Maud llevó en su boda, en 1896, destaca como la más valiosa: 10 millones de euros. La Princesa Marta Luisa la usó en su boda y Mette-Marit la recuperó para la boda de Victoria de Suecia.
En el tesoro de la Familia Real holandesa, resalta la tiara Stuart, que Máxima de Holanda utilizó por primera vez en 2018. Está compuesta por más de 900 brillantes y de platino, es única, ya que sus diamantes pueden intercambiarse. Cuando lleva el diamante Stuart de 40 quilates, se convierte en una joya especialmente preciada, adquirida por los Reyes Guillermo III y María II en 1690 de la dinastía Stuart.
Nadie duda de que entre los joyeros más opulentos se encuentra el de la Familia Real británica. Más allá de las deslumbrantes tiaras, la Reina Isabel exhibió siempre espectaculares pendientes, collares y broches, que demostraban la extensa colección que poseía y que ha pasado a manos de sus herederos. Entre estas piezas destaca un collar de diamantes valorado en 80 millones de euros, regalo del nizam de Hyderabad, en su boda con Felipe de Edimburgo en 1947, confeccionado por la prestigiosa casa Cartier en 1935. Hace unos seis años, esta preciada pieza fue lucida por Kate Middleton, en una visita a la National Portrait Gallery.
Por último, otra de las Casas Reales que cuenta con joyas destacadas es la de Dinamarca. La Princesa Mary ha deslumbrado en varias ocasiones con la tiara Medianoche, una de las más espectaculares del joyero. Más allá de su valor económico, es un tributo a Australia, país natal de Mary, y al lugar donde conoció al Príncipe Federico de Dinamarca, durante los Juegos Olímpicos de Sídney 2000. Con 1.300 brillantes sobre oro rosa y blanco, piedras lunares y detalles en plata oxidada negra, la tiara Medianoche refleja las noches estrelladas características de Australia.
