Kiko Rivera
Kiko Rivera rompe relación con una persona muy cercana: renuncia y polémica
Un amor agrietado.
¡Ay, la familia! Siempre tan complicada y llena de sorpresas. Hoy, en un nuevo capítulo del culebrón Pantoja-Rivera, la situación ha alcanzado un nivel de drama digno de la mejor telenovela. Kiko Rivera, hijo de la icónica cantante Isabel Pantoja, ha decidido romper con la tradición y renunciar a su parte de la herencia que le correspondería. ¿Qué? ¿Kiko haciendo una jugada audaz? Esto no puede ser cierto, ¿verdad? Pues, créanlo, amigos.
La cosa es así: el DJ, y su madre, la diva de la copla, han tenido más sube y baja que una montaña rusa emocional. Su amor filial ha estado más agrietado que las sillas de Cantora después de una buena juerga. Pero ahora, Kiko Rivera ha decidido tirar la toalla (y la herencia) en una reunión virtual con su madre y sus respectivos abogados. ¡A lo grande!
¿Y cuál es la razón detrás de esta maniobra arriesgada? Pues, amigos, la economía. Isabel Pantoja se encuentra en una situación financiera más apretada que esos vaqueros que todos tenemos en el fondo del armario, y Kiko no quiere cargar con ese lastre. Según cuentan los rumores, la deuda compartida por madre e hijo en Cantora alcanza la nada despreciable cifra de más de 4 millones de euros. Una cantidad que, según parece, pesa más que un elefante en una hamaca.
De esos millones, unos 2.7 millones corresponden a una hipoteca que ambos firmaron en un lejano 2002, cuando aún se hablaban. El resto, 1.1 millones, son una deuda con Hacienda que tiene al fisco frotándose las manos. La guinda del pastel es que el resto de la suma es problema privativo de la Pantoja con la Agencia Tributaria. ¡Uff, qué lío!
Pero la cosa no termina ahí. La Agencia Tributaria ha tasado Cantora en 4.348.000 euros, por si deciden subastarla en el mercado de las gangas. ¿Podrían madre e hijo pagar sus deudas con ese dinero? ¡Sí, pero no tan rápido! Los embargos y demás obstáculos burocráticos han hecho que intentar vender la finca sea como tratar de vender hielo en el Polo Norte.
Isabel Pantoja, como siempre, ha intentado tirar de ingenio y ha presentado contratos como aval de pago a Hacienda. ¿El resultado? No sabemos aún, pero imaginamos a los funcionarios de Hacienda frotándose las manos de nuevo. En medio de este lío monumental, Kiko Rivera ha decidido tomar una decisión sorprendente: ¡renunciar a la herencia y no endosar a sus hijos con las deudas heredadas! ¿Valiente o egoísta? Ustedes deciden.
Y si pensaban que esto ya era suficientemente desquiciado, agárrense, que hay más. Rumores circulan acerca de cambios en el testamento de Isabel Pantoja, lo que suena como la banda sonora perfecta para esta telenovela. El vínculo familiar parece estar más afectado.
Por si la cosa no estuviera suficientemente cargada de drama, la salud emocional de Isabel Pantoja también ha salido a relucir. Su situación financiera la tiene más triste que un domingo de lluvia. Tanto es así que ha declarado que, en su despedida, no quiere velatorio, funeral ni ningún tipo de homenaje. ¿Por qué? Para evitar que sus hijos, incluyendo al renegado Kiko Rivera, estén presentes en ese momento. ¡Más drama, imposible!
El culebrón Pantoja-Rivera continúa con más giros inesperados que una montaña rusa enloquecida. ¿Se reconciliarán madre e hijo? ¿Habrá un giro aún más sorprendente en esta saga familiar? Habrá que esperar. Estamos seguros de que la trama seguirá siendo tan impredecible y fascinante como siempre. La familia Pantoja-Rivera, siempre dando de qué hablar.
