Pese a que lo ha evitado durante mucho tiempo, la Reina Letizia ha retornado a la esfera de la Familia Borbón, siendo compelida a participar en la celebración del cumpleaños de la Infanta Elena, en un movimiento que Pilar Eyre definió como estratégico, en medio de las polémicas que la rodean. Incluso, también se habría intentado acercar a la Infanta Cristina. ¡Vaya novedad!

La inesperada decisión de los reyes de asistir al evento, comunicada el día anterior, sorprendió a la Infanta Elena, quien no contaba con su presencia a pesar de haberles extendido la invitación, por supuesto, como muchísima antelación.

El festejo de la Infanta Elena fue en el restaurante Pabú, propiedad de uno de los hijos de un amigo del Rey Juan Carlos, de quien se menciona que fue el encargado de la reserva y costeó del banquete en honor a su hija mayor.

Para la Reina Letizia, aceptar la invitación resultó ser una tarea compleja. Ocurre que siendo reconocida por gestos singulares con el colectivo LGTBI, por vestir prendas confeccionadas por víctimas de la trata, o por expresar a un diplomático “no me beses la mano, vamos a estrecharla como hacen los hombres”, Doña Letizia se vio obligada a humillarse para buscar el perdón y respaldo de su familia política, en un momento tan delicado.

Una cuñada, la Infanta Cristina, a la que había apartado de su lado cuando fue imputada por estafa, una suegra, como la Reina Sofía, que constantemente se victimiza a su costa, sobrinos frívolos y, sobre todo, un suegro, como el Rey Carlos, sobre el que recaen serias sospechas de corrupción. En Abu Dabi, este último se burla de ella y se ríe de sus desventuras.

El mal momento de la Reina Letizia, luego de las revelaciones de Jaime del Burgo

Las revelaciones de Jaime del Burgo han sido como pequeñas bombas. Es que los detalles que el navarro ha compartido día a día en redes sociales, asegurando haber mantenido una relación extramatrimonial con la Reina Letizia, durante dos años, han trastocado la vida de la madre de la Princesa Leonor.

Ahora parece que esa Reina Letizia que se mostraba empoderada, segura de sí misma, que había ganado el afecto y respeto de los ciudadanos, se ha vuelto presa fácil de la malicia pública.

Cuenta Pilar Eyre que, más allá de la morbosidad y la innecesaria curiosidad que suscitan los pormenores, la gran incógnita reside en el estado actual del matrimonio con el Rey Felipe y se pregunta si saldrán fortalecidos de la crisis, como ha ocurrido en otras ocasiones, o si la pareja, aunque muestre unidad en público, ha perdido su conexión conyugal en la intimidad.

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