Sale al descubierto la peor faceta del Príncipe Enrique, revelación de la persona menos pensada

Luego de pasar casi desapercibido en la coronación del Rey Carlos, el Príncipe Enrique vuelve a las primeras planas al revelarse una de sus peores facetas y de la persona menos esperada. 

Con su biografía "Spare" ("En la sombra"), que se vendió como pan caliente durante los primeros meses desde su lanzamiento, el Príncipe Enrique puso contra las cuerdas a la Familia Real británica y estiró aún más las distancias, algo que se vio reflejado durante su breve estadía en Londres el fin de semana pasado. 

En una publicación en "The New Yorker", el escritor JR Moehringer —que tuvo a su cargo la escritura de las memorias del hijo del Rey Carlos— contó algunos de los detalles del proceso de producción, que ocurrió en gran parte durante la pandemia por coronavirus.

Fue por eso que la mayoría de las entrevistas se desarrollaron de manera virtual, lo que impidió la proximidad deseada por el ganador de un Pulitzer por su trabajo junto a Andre Agassi. 

Entre las revelaciones que, muchos suponen, fueron consensuadas con el Duque de Sussex, para que se vuelva a hablar de él, están algunas anécdotas de su estadía en el Ejército y en cómo quiso hacer hincapié en un ejercicio de tortura al que fue sometido, en el que lo atacaron psicológicamente con la vida privada de su fallecida madre, Diana de Gales. 

Después de muchas discusiones, JR Moehringer logró convencer al Príncipe Enrique de qué fragmentos debían quedar en el libro, donde plasmó también una de las confesiones que le hizo el protagonista: su enorme sentido de inferioridad, ya que sostuvo que buena parte de su vida notó cómo menospreciaban sus capacidades intelectuales. 

Mientras que en Londres quedó más que claro que el retorno de los Sussex a "la Firma" es algo que no le interesa a ninguna de las partes, el Príncipe Enrique sigue manteniendo su exposición pública, uno de sus mayores activos desde que decidió radicarse, junto a su esposa, Meghan Markle, y sus hijos, el Príncipe Archie y la Princesa Lilibet, en Montecito, Estados Unidos.